No se vive sin querer.

Bien Pilar, sos tan capa, tan pero tan capa que perdes a una de las personas que te hace feliz. Vos sí que sabes manejar las cosas.

Equivocarte una vez, bueno, dos, bueno Pili anda fijándote, pero tres, TRES VECES es demasiado ya me parece, definitivamente no servís para esto (aunque de las tres veces, estoy segura este fue mi mejor error).

Siempre diciendo que no me voy a tropezar otra vez con la misma piedra, y a fin de cuentas, son solo palabras. Aunque tengo muy claro, que no lo hago a propósito, que yo no busco esto, es algo que se me presenta; algo que no quiero tener en mi vida, pero simplemente viene.

Me sorprende tanto éste sentimiento y como puede hacer sentir a una persona. Uno llega  al punto extremo de la felicidad con él, llegas tan alto y estás tan distraído, que cuando empezas a caer, no te das cuenta, solo con el golpe sos conciente de que caíste, que ya esa felicidad terminó. Sabes que va a ser muy difícil que vuelva. Y siempre uno se pregunta ¿cómo pasó esto? ¿Cuándo empecé a caer? Como si no supiera nada, pero en realidad todos nosotros conocemos esas respuestas, somos concientes de nuestros actos y sabemos por qué ahora estamos ahí abajo. Pero en realidad, no creo que esta caída se pueda evitar, lo que si podemos evitar es el no estar concientes en el momento que vamos bajando, o podemos mirar para otro lado y empezar con los cuestionamientos cuando ya no tenemos nada que cuestionarnos.